domingo, 2 de septiembre de 2012

Catorce

No importa que mi día sea oscuro porque tú irradias luz propia y me iluminas con tu sonrisa. Te miraba a lo lejos. Juraría que tú también lo hacías pero no lo sé a ciencia cierta, pues a tanta distancia es difícil ver con claridad. De tanto en tanto echaba un vistazo para verte sonreír mientras pensaba con nerviosismo "¡Cómo me gustaría estar ahí!".

Ay... no me sonrías, que me enamoras.

viernes, 31 de agosto de 2012

Trece

Hay personas que esperan el fin de semana con ansia porque desean descansar del trabajo o porque quieren salir y disfrutar del tiempo libre. Yo lo espero para poder verte, aunque nuestro particular fin de semana comience en jueves.

Iba caminando intranquilamente y, justo cuando estaba cambiando la dirección de mi ruta, te mostraste como sólo tú sabes hacer, así que me reincorporé al camino inicial. Te sonreí y tú agarraste mi mano con la fuerza suficiente como para erizar toda mi piel. En unas palabras manifestaste tu cansancio, yo quise aliviarte con mi sonrisa. No sé si lo conseguí pero tú lograste que mi sonrisa durara toda la tarde.

martes, 28 de agosto de 2012

Doce

Y luego... nada. Nuestros encuentros son así de efímeros. Efímeros y extraños. Tan extraño como que nuestro encuentro del otro día no fue ni mucho menos casual. Oí tu voz y eso me bastó para dejar inmediatamente lo que estaba haciendo y salir de mi escondrijo a buscarte; salir disparada con cierto temor de que marcharas sin llegar a alcanzarte -si hubiera tardado un par de segundos más, te habrías ido-. Así, te encontré como quien no quiere la cosa, fingiendo un encuentro totalmente eventual.

Pasé por tu lado y seguí caminando hasta que tú frenaste mi marcha. Te apetecía hablar. A mí, lo que realmente me apetecía era besar tus labios pero me tuve que conformar con dos besos de rigor.

lunes, 27 de agosto de 2012

Once

Ya ves si fue viernes... estaba segura de que te encontraría ese día, justo a esa hora. Te vi al fondo del pasillo y me pasó lo mismo que me pasa con el resto de la gente: no sabía si ibas o venías. Deseé con todas mis fuerzas que vinieras hacia mí y cuando comprobé que sí lo harías me alegré profundamente.

Nos cruzamos justo en el punto más oscuro del lugar. Yo te vi más moreno de lo normal aunque no te dije nada. Cruzamos varias palabras, varias miradas se entrelazaron, varias sonrisas cayeron sobre nosotros. Cuando nos despedimos nos quedamos mirándonos el uno al otro un par de segundos y, cuando emprendimos la marcha, frenaste en seco, te volviste hacia mí y preguntaste cómo estaba.

Diez

Tu sola presencia me hace volar. Ir en dirección contraria a la que te encuentras y sentir tus ojos en mi espalda, saber que me estás mirando, es algo que no sucede todos los días. Ni tampoco es muy común oír decir "Ahí está..." y me provoque una grata sonrisa.

Subí las escaleras con desgana mientras pensaba en lo que me preguntaron días atrás. "¿Estás enamorada?", sonaba en mi mente una y otra vez. No supe qué responder. Mi corazón grita un rotundo, late con tanta fuerza... como si fuera la primera vez que el amor llegara a mi puerta. Sin embargo, por otro lado, resulta extraño afirmar que estoy enamorada pues mi cabeza pregunta: "¿Cómo vas a amarle si ni tan siquiera sabes su apellido? ¿Cómo puede ser posible... si hasta desconoces la fecha de su cumpleaños?"

No lo sé, pero, aún así, he leído por ahí que puedes enamorarte en medio segundo y eso, quizás, ha sido suficiente para que sienta lo que siento.

lunes, 20 de agosto de 2012

Nueve

Reflexionar sobre lo ocurrido y pensar en lo que no sucedió hacen que me formule la siguiente pregunta: ¿seguro que no hay nada que podamos hacer?

domingo, 19 de agosto de 2012

Ocho

Me he levantado con resaca dominguera y ni tan siquiera salí anoche. Me pasé toda la noche dando vueltas en la cama -muriéndome a causa del calor veraniego- mientras le daba rodeos a mi cabeza. Pienso mucho en ti, no puedo sacarte de mi mente y no lo haría aunque pudiera.

Tu recuerdo es el único aliciente que me mantiene con el ánimo y fuerza suficientes para seguir. Te imagino. Te imagino y me parece incierto que realmente no estés, pues yo te siento aunque no pueda encontrate a mi lado. Te sueño dormida y despierta, pierdo la razón por completo dando todos los virajes que puedo a tu propia imagen.

Ya lo ves, me gusta reinventarte. En tu ausencia, esto es -quizás- lo único que me queda.

sábado, 18 de agosto de 2012

Siete

Tienes la sonrisa más simpática del mundo. Me di cuenta cuando viniste a asustarme, aprovechando que estaba distraída. Me sobresalté y tú reíste mostrando tu sonrisa infinita que contagió la mía.

viernes, 17 de agosto de 2012

Seis

Hoy, mientras andaba, escuché tu voz y el mero hecho de oírte provocó que mi corazón pegase un salto queriendo salirse del pecho para ir corriendo a tus brazos. Yo, sin embargo, seguí caminando hacia donde el destino me guiaba -que no era nada más y nada menos que la misma rutina de siempre- a la vez que te miraba de soslayo todas las veces que pudiera. Tú no te dabas cuenta.

Tú y yo fingimos naturalidad frente al resto, como si jamás hubieran existido aquellos besos locos que nos dimos con tanto empeño, como si nunca hubiéramos intercambiado impresiones, ni echado la siesta, ni paseado juntos.Quizás pueda sonar a poco aunque a mí me parece mucho pues aquel día fue otro mundo, una realidad distina a la que desearía regresar. Ambos disimulamos... aunque en el fondo nos recordamos esos momentos a cada mirada, cada palabra, cada gesto.

jueves, 16 de agosto de 2012

Cinco

La gente me pregunta sin cesar por qué te dejé marchar, por qué lo hice si este sentimiento era mutuo. La verdad es que no dejo de pensar que igual las cosas serían distintas si te hubiera dicho lo que realmente siento. Pero, por otro lado, ¿qué podía hacer? ¿Atarte de pies y manos? ¿Obligarte a quedarte en contra de tu voluntad?

Lo único que podía haber hecho era luchar por ti. Y no. Ya ves que no lo hice.

martes, 14 de agosto de 2012

Cuatro

Hoy no te esperaba, ni siquiera sentí la urgencia de buscarte pero mi ojos notaron tu presencia y mi mirada fue directa a ti, como si tu propia imagen fuese un imán que atrae fuertemente mis sentidos. Te vi y la excusa de necesitar un bolígrafo para escribir no era más que eso: una excusa para acercarme a ti.

La búsqueda del bolígrafo perdido resultó ser un fracaso pero no importaba, pues yo tenía varios en la taquilla y mi misión de verte ya la había cumplido. Entonces me fui. Subí las escaleras, llegué hasta el pasillo, lo crucé completamente, fui hasta mi taquilla, cogí lo que necesitaba, me di la vuelta, -de nuevo- atravesé lentamente ese pasillo y, antes de llegar al final, apareciste allá por el fondo, viniendo de las escaleras. Nos cruzamos.

Menuda sorpresa al verme con dos bolígrafos en la mano. 'No, si era por no subir...' te dije, con mi mejor sonrisa.

lunes, 13 de agosto de 2012

Tres

Sentada en el mismo sitio de siempre, observo a través del ventanal el vacío que me rodea esperando, pacientemente, por si acaso aparecieras como tantas veces habías hecho. Pero no lo harás. Al menos, no hasta el viernes y aún siendo lunes miro al horizonte esperanzada, con media sonrisa en el rostro, esperando todo lo que el tiempo me permita.

Si pasan varias personas, espero a que, al menos, una de ellas seas tú. Pero no lo eres... y todavía sigue siendo lunes; aún queda mucho hasta el viernes y yo no sé si seguir esperando (im)pacientemente o avasallarte a llamadas telefónicas. Porque no imaginas lo que me importas, me gustaría saber si en este momento estás bien.

Nunca antes me había costado tanto sostener mi teléfono móvil. Escribir algo para después borrarlo sin llegar a enviarlo y no atreverme a darle a la tecla de llamada son cosas que hacía mucho tiempo que no me ocurría y ya ves, menuda estupidez, pues quizá tampoco sea para tanto.

No apareciste. Tampoco lo harás mañana. Ni siquiera sé a ciencia cierta si el viernes volveré a verte.

domingo, 12 de agosto de 2012

Dos

Cada segundo queda atropellado por la euforia que envuelve mi alma cada vez que apareces y me dices lo que todos esperan oír, aunque ninguno de ellos haya escuchado lo que realmente sientes. Yo te escuché. Te escuché y descubrí que la realidad no es ni mucho menos como yo esperaba que sería.

Aquella tarde sería la primera y última vez que te vería dormido. Tu respirar pausado y tus ronquidos reflejaban la calma que tanto ansiabas en aquel momento. Dormías y se paró el tiempo, cesó todo en un instante y ese preciso instante permaneció en silencio. Se respiraba tranquilidad y nos rodeaba un halo de etérea serenidad, quietud, paz, sosiego.

Despiertas. Ya nada vuelve a ser lo mismo. Sólo espero que algún día pueda verte despertar cada mañana y observarte cada noche cómo sueñas.

sábado, 11 de agosto de 2012

Uno

Unas escaleras que acaban en un interminable pasillo del que no se sabe si la gente del final va o viene. Unos pasos para adentrarse en las profundidades del bochorno más absurdo por falta de aire acondicionado. El aliento que perdemos y la falta que nos hace son cosas tan habituales como perder los papeles frente al espejo y desabrocharse los cordones a paso exaltado. Porque ya sabes lo que dicen, que no hay mal que por bien no venga -aunque éste último esté, quizás, un poco caducado-.

El tiempo que malgastamos frente a discursos inúltiles y los descansos -que más que descansos son escuetas pausas- desnudan las agujas del reloj tornándolas aún más frágiles y más ridículas que el segundo anterior. Cada día es igual pero distinto; cada día es diferente pero siempre es lo mismo.

No sé tú, pero yo, al subir las escaleras y acabar en ese pasillo, al mirar a lo lejos y no saber si la gente del final va o viene, siempre espero que aparezcas por él para así poder cruzarme contigo y olvidar -aunque sea por un solo momento- todo lo dicho anteriormente. Porque contigo no hay escalera ni pasillo, ni bochorno, ni aliento perdido, ni espejo, ni cordones... y el tiempo... contigo cada segundo es efímeramente eterno.