domingo, 2 de septiembre de 2012

Catorce

No importa que mi día sea oscuro porque tú irradias luz propia y me iluminas con tu sonrisa. Te miraba a lo lejos. Juraría que tú también lo hacías pero no lo sé a ciencia cierta, pues a tanta distancia es difícil ver con claridad. De tanto en tanto echaba un vistazo para verte sonreír mientras pensaba con nerviosismo "¡Cómo me gustaría estar ahí!".

Ay... no me sonrías, que me enamoras.